domingo, 19 de marzo de 2017

Dioses y horóscopos

"Qué ganas de creer en el horóscopo" pensé el otro día mientras me bañaba. "Ya que no creo en Dios, podría creer en los astros, el universo y todo eso". Y mirá que yo leo el mío cada vez que sale, capaz para fingir un poco de felicidad cuando dice que me va a ir bien, pero sabiendo, en el fondo, que si me va bien es casualidad. Quizá para tener algo en qué creer. ¿Por qué necesito algo en qué creer? "Yo creo en mí" reflexioné. Pero nah. Ni yo me la creo.

Parece que así somos. Necesitamos tener a alguien que nos diga qué hacer, cómo hacerlo, cuándo va a llegar lo que esperamos, si vamos bien, a dónde vamos. Un superior. Porque no somos capaces de creer en algo tan simple como nosotros mismos y nuestra capacidad.

¿Y si el Dios que inventamos nos confiesa que él no hace nada, que está sobrevalorado? Creemos en tantas pavadas, una más no nos hace nada. Nosotros estamos acá, en nuestras zapatillas. Tenemos el poder de avanzar y frenar. ¿Retroceder? ¿Para qué? Más camino, más experiencia. Y todo depende de nosotros. 

Cuando comiences a hacer, vas a empezar a creer.

1 comentario:

  1. Hola!
    Me ha gustado mucho tu reflexión. Todos sentimos que necesitamos creer en algo o en alguien y no nos damos cuenta de que solo tenemos que aprender a creer en nosotros mismos.
    Saludos, Cati

    ResponderEliminar